lunes, 4 de octubre de 2010

Medios que hablan...

"Por una parte, se perfila el modelo transmisor, el que, al concebir la educación como transmisión de conocimientos para ser memorizados y "aprendidos" por los educandos, sitúa a estos últimos como objetos receptáculos y depositarios de informaciones. Es el típico modelo escolástico de la clase frontal, con el docente al frente y los alumnos escuchando (o haciendo como que escuchan) para después ser evaluados por la literalidad con que repiten y reproducen lo escuchado. Podrá argüirse que tal modelo ha sido definitivamente condenado al destierro por la ciencia pedagógica, pero una mirada honesta a la realidad escolar reconocerá que, como "los muertos que vos matáis" del drama de Don Juan, sigue gozando de rozagante salud. 
Paralelamente, en el ámbito de la comunicación, se sustenta el modo clásico de entenderla como transmisión unidireccional de mensajes por un emisor ("locutor") a unos receptores ("oyentes"). Y también esta concepción monologal puede ufanarse de un óptimo estado de salud: está firmemente implantada en la sociedad e internalizada en el tejido social."
 

"Se advierte fácilmente la correspondencia entre ambos paradigmas, el educacional y el comunicacional. Resulta natural, entonces, que, cuando se opera dentro de ellos, el uso de los medios en el aula adquiera una determinada impronta: reducida al papel de mero auxiliar instrumental, la comunicación será equiparada al empleo de medios tecnológicos de transmisión. 
Fue así cómo comenzaron a usarse -y aún siguen más de una vez usándose- los medios en las aulas. Cierta enseñanza se autoproclamó "moderna" porque desplegaba aparatos y recursos audiovisuales. Empero, a poco que se examinara la pedagogía subyacente en el interior de esas prácticas, bajo el vistoso maquillaje resurgían las arrugas del viejo y glorioso modelo transmisor. Los mensajes eran expositivos y cerrados sobre sí mismos, sin resquicios para la reflexión y menos aun para la participación de los educandos. 
Creyendo "usar y aprovechar los medios", lo que aquella tecnología educativa hizo, en realidad, fue someterse a la lógica de estos: reproducir críticamente su modalidad unidireccional sin buscarle alternativas dialógicas. (Y preciso es convenir que los propios profesionales de la comunicación alimentaron el equívoco y aceptaron ser vistos y utilizados como suministradores de recursos técnicos y envasadores de mensajes mediáticos). 
Lo que aparentaba ser una modernización de la enseñanza, por cuanto la asociaba a las nuevas tecnologías electrónicas, se tradujo así, evaluado en términos pedagógicos, en un estancamiento, por no decir en un retroceso. Sé de algunos maestros muy críticos de los medios masivos y firmemente persuadidos de la necesidad de fomentar en los educandos una postura crítica ante los mensajes mediáticos pero, a la vez, enquistados en el método tradicional de clase frontal. Lo que hacen, entonces es "dar" a sus alumnos "una clase" sobre los medios, en la que les dicen lo que es bueno y lo que es malo en la televisión y les prescriben lo que tienen que ver y lo que no deben ver. Con lo cual, en suma, sustituyen una imposición por otra imposición. 

De este modelo, obviamente,  por mucho que se lo equipe con toda una batería de televisores, videos, proyectores y hasta computadoras, no cabe esperar un uso crítico y creativo de los medios. Y es que el problema no es de infraestructura tecnológica sino de proyecto pedagógico; de la concepción pedagógica y comunicacional desde la cual se introduzcan los medios en el aula. 
Llevo muy grabado el recuerdo de una simpática profesora que, después de una charla mía, se me acercó para decirme que mi plática le había hecho repensar su práctica: "Hace quince años que ejerzo y me consideraba una buena docente y una maestra actualizada. Pero hoy caí en la cuenta de que en todos esos quince años jamás propicié que mis alumnos socializaran sus redacciones, que cada uno pudiera compartir los trabajos de sus compañeros". He ahí un problema de comunicación que no se resuelve por más medios tecnológicos de que se disponga. 
Abundan los ejemplos. Para citar uno particularmente actual: un artículo reciente, al exponer las potencialidades de la informática en el desarrollo de la moderna sociedad del conocimiento, vaticina la implantación de la tele-educación, definida por el autor como Ala educación a distancia por medios electrónicos, esto es, "la posibilidad, tecnológicamente cierta, de la creación de aulas virtuales", en las cuales cada estudiante en su propia casa podrá disponer de "toda la información necesaria. La red informática, el CD-ROM, la Internet y los nuevos software, constituidos en herramientas de aprendizaje, le abrirán horizontes inusitados para sus tareas educativas. El disco compacto, capaz de concentrar una inmensa cantidad de información en forma de texto, imagen, gráficos y sonido, permitirá al estudiante 'navegar' por sus informaciones". A su vez, "la Internet le proporcionará conocimientos actuales sobre todos los temas imaginables y le abrirá posibilidades infinitas de datos colaterales acerca de ellos". 
He escogido este texto, con gran respeto a la personalidad de su autor -connotado hombre público de pensamiento democrático y progresista- porque lo hallo ilustrativo de esa arraigada tendencia a identificar educación con transmisión/recepción de informaciones. Ese "hiperespacio educativo", esa aula virtual en la que el educando estudiará recluido, sin ver a nadie ni hablar con nadie, sólo ofrece el suministro de un inagotable cúmulo de información, la posibilidad de "navegar" (¿o de ahogarse?) en un proceloso mar de datos. No se trata de negar el innegable aporte de los soportes informáticos; pero, ¿cómo y con quién se comunicará este navegante solitario del conocimiento?, ¿cuándo, cómo y a quién podrá expresar sus propias ideas?, ¿cómo las compartirá con otros estudiantes?, ¿qué espacio, qué canal le ofrece el sistema para ser él a su vez leído y escuchado? Nótese que, en su enumeración de los recursos informatizados puestos a disposición del educando, el texto omite mencionar las redes de correo electrónico -otro producto de esa misma tecnología informática- que abrirían a cada estudiante la posibilidad de comunicarse con los otros y enriquecerse recíprocamente en la construcción común del conocimiento. Cuando se ve a la educación desde esta perspectiva unidireccional, se tiende casi inconscientemente a no dar valor a la expresión personal de los educandos y a no considerar esas instancias de auto expresión y de interlocución como componentes ineludibles del proceso pedagógico."


...y medios para hablar

"El otro modelo educativo es el que pone como base del proceso de enseñanza/aprendizaje la participación activa de los educandos; que los considera como sujetos de la educación y ya no como objetos-receptáculos; y plantea el aprendizaje como un proceso activo de construcción y de re-creación del conocimiento. Para esta concepción, todo aprendizaje es un producto social; el resultado -tal como lo postuló Vygotsky- de un aprender de los otros y con los otros. Educarse es involucrarse en una múltiple red social de interacciones. 
Obviamente, esta opción también tiene su correlato en comunicación, entendida y definida como diálogo e intercambio en un espacio en el cual, en lugar de locutores y oyentes, instaura interlocutores. 
Un paradigma así plasmado siempre va a derivar en prácticas comunicativas, aun cuando -como observa Prieto Castillo- no se disponga más que de pizarra y tiza. Desde él, bienvenidos los recursos tecnológicos y la introducción de los medios en el aula. Porque se los usará crítica y creativamente, desde una racionalidad pedagógica y no meramente tecnológica; como medios de comunicación y no de transmisión; como generadores de flujos de interlocución."


"A setenta años de distancia, los comunicadores-educadores aún tenemos mucho que seguir aprendiendo de ese admirable educador que fue Freinet, el creador del periódico escolar como medio de aprendizaje. No solo por haber sido el primero -o, al menos, uno de los primeros- en introducir medios de comunicación en la escuela (implantó la imprenta en el aula, y llevó a esta la prensa, el gramófono y el disco, la radio, el proyector de cine, de todos los cuales supo percibir su valor como recursos educativos) sino, sobre todo, porque puso esos recursos al servicio de un proyecto pedagógico y de un proceso comunicacional. 
Escritas a mediados de la década de los años 20, cuando Freinet no era ese gran pedagogo que se reveló más tarde sino tan solo un joven y humilde maestro de escuela en un pueblito pobre y aislado del sur de Francia, sus notas de aquellos días siguen marcando un rumbo que la Comunicación Educativa de este hipertecnologizado fin de siglo aun apenas está comenzado a explorar: 
"La prensa en la escuela tiene un fundamento psicológico y pedagógico: la expresión y la vida de los alumnos. Se argüirá que lo mismo podría lograrse con la expresión manuscrita individual. Pero no es así. Escribir un periódico constituye una operación muy diferente a ennegrecer un cuaderno individual. Porque no existe expresión sin interlocutores. Y, como en la escuela tradicional la redacción solo está destinada a la censura y corrección por parte del maestro, por el hecho de ser un 'deber'  no puede ser un medio de expresión.  
"El niño tiene que escribir para ser leído -por el maestro, por sus compañeros, por sus padres, por sus vecinos- y para que el texto pueda ser difundido por medio de la imprenta y puesto así al alcance de los comunicantes que lo lean, desde los más cercanos a los más alejados.  
"El niño que comprueba la utilidad de su labor, que puede entregarse a una actividad no solo escolar sino también social y humana, siente liberarse en su interior una imperiosa necesidad de actuar, buscar y crear(...) A medida que los niños escriben y ven sus escritos publicados y leídos, se va despertando su curiosidad, su apetencia de saber más, de investigar más, de conocer más(...) Buscan ellos mismos, experimentan, discuten, reflexionan (...) Los alumnos así tonificados y renovados, tienen un rendimiento muy superior, cuantitativa y cualitativamente, al exigido por el viejo sistema represivo(...) El periódico ha cambiado totalmente el sentido y el alcance de la pedagogía de mi clase porque da al niño conciencia de su propio valer y lo transforma en actor, lo liga a su medio social, ensancha su vida".  
Ese era el proyecto, su "fundamento psicológico y pedagógico". El medio puede ser uno u otro. En 1924, Freinet recurrió al que la incipiente tecnología de su tiempo ponía a su alcance: una imprentita de tipos móviles, posible de ser operada por niños. Hoy tenemos muchos otros, hasta el sofisticado correo electrónico. Pero la cuestión sigue siendo la misma: para qué usar los medios, si para el monólogo -aunque sea más atractivo y espectacular, más poblado de imágenes y de colores- o para la participación y la interlocución; para seguir perpetuando alumnos silentes o instituir educandos hablantes; para continuar acrecentando la población de receptores o para generar y potenciar nuevos emisores."

De medio y fines en comunicación Mario Kaplún argentino-uruguayo. Investigador y docente especializado en Comunicación Educativa

"Según se conciba a la educación/comunicación será el uso de los medios de comunicación en la enseñanza. Y hay dos modos de entender y asumir esta dupla: el vertical y unidireccional, y el que considera al educando como sujeto de un proceso en el que se aprende de y con los otros. En el primer caso, el uso de los medios reproducirá la unidireccionalidad, acriticidad y la imposibilidad de una relación dialógica. En el segundo, ese uso se lo hará en un espacio cuyos protagonistas son verdaderos interlocutores.  Mario Kaplún reflexiona y propone en torno a estos dos modelos. 
Educación y comunicación son dos términos que pueden ser entendidos de muy diversa forma; y, según se los entienda, se abordará con muy diferente criterio el uso de los medios en la enseñanza. Con todo el riesgo de una simplificación esquemática, se puede distinguir entre dos modos de entenderlos; y la opción por uno de ellos atravesará y permeará toda la práctica educativa."

Video Mario Kaplun

Enlace a video de Mario Kaplun para que lo escuchen, habla sobre las nuevas tecnologias.

10 Consejos de Mario Kaplun


"El primer consejo va para los locutores y locutoras, aburridos y aburridores, que piensan en un público con vocación masoquista:

Quienes alguna vez hemos hecho radio, tuvimos que aprender por experiencia a no olvidar nunca esta sencilla verdad: todo aparato receptor tiene dos perillas, una que sirve para apagarlo y la otra para cambiar de estación. Así, si nuestro programa no logra suscitar su interés, nada más fácil para el oyente que silenciarnos. O reemplazarnos por una cumbia. "
EL COMUNICADOR POPULAR, Ciespal, Quito 1985, pág. 110.

"El segundo consejo se dirige a los escritores jóvenes, tan impacientes como inexperientes, que imaginan las musas revoloteando sobre su cabeza y olvidan que la inspiración nace de la transpiración. Y de la vida.

Más de una vez en los cursos a mi cargo me ha tocado trabajar con participantes que demostraban buenas aptitutdes literarias y técnicas, en términos de destreza y captación del oficio, para componer radiodramas: por ejemplo, habilidad y sentido radiofónico para construir sus diálogos. Pero tenían una vida encerrada y fácil, sin contacto con el pueblo, sin sufrimientos ni dilemas hondos. Estos estudiantes no lograron producir buenos radiodramas ni sé si alguna vez lo lograrán. No sentían los temas ni vibraban con ellos. Y en sus guiones, todo era convencional, falso, disociado de la realidad. Así como un actor ha de apelar a su memoria emotiva para vivir un personaje, tanto o más un escritor dramático necesita haber vivido personalmente situaciones conflictivas e intensas para poder crear otras semejantes en sus obras. ¿Hay algún curso donde esto pueda enseñarse, ni en diez semanas ni en cincuenta? "
UN TALLER DE RADIODRAMA, Materiales de Trabajo, CIESPAL, Quito, pág. 119.

"El tercer consejo es para los comunicadores sordos, para las comunicadoras engreídas, los que nunca preguntan, las que jamás dudan, para quienes están convencidos de la importancia de sus ideas y descuidan lo principal de la comunicación:

Comunicar es una aptitud, una capacidad. Pero es sobre todo una actitud. Supone ponernos en disposición de comunicar, cultivar en nosotros la voluntad de entrar en comunicación con nuestros interlocutores. Nuestro destinatario tiene sus intereses, sus preocupaciones, sus necesidades, sus expectativas. Está esperando que le hablemos de las cosas que le interesan a él, no de las que nos interesan a nosotros. Y sólo si partimos de sus intereses, de sus percepciones, será posible entablar el diálogo con él. Tan importante como preguntarnos qué queremos nosotros decir, es preguntarnos qué esperan nuestros destinatarios escuchar. Y, a partir de ahí, buscar el punto de convergencia, de encuentro. La verdadera comunicación no comienza hablando sino escuchando. La principal condición del buen comunicador es saber escuchar. "
EL COMUNICADOR POPULAR, Ciespal, Quito 1985, pág. 115 y 118.

"El cuarto y perspicaz consejo, para los libretistas cuando tienen delante el papel en blanco, cuando comienzan a escribir y no saben cómo hacer para que los diálogos resulten amenos y atractivos:

Aunque esté escribiendo su guión, no olvide nunca que el lenguaje hablado es diferente al escrito. Debemos poner por escrito nuestro texto, pero él está destinado, no a ser leído con la vista como un texto impreso, sino a ser oído. Tiene que sonar con la llaneza, la naturalidad y la espontaneidad del lenguaje hablado. Incluso, a veces, con las imperfecciones del lenguaje hablado. El mejor consejo que puedo darle es: escriba escuchándose. A medida que escriba, lea en voz alta lo que va escribiendo. En ocasiones, incluso, adelántese: pronuncie primero la frase y luego escríbala. Díctese a sí mismo. Escuche cada frase, pruebe cómo suena. Sienta su ritmo oral, sonoro. Si le suena pesada, larga, artificiosa, con vericuetos, con idas y venidas, rehágala, divídala en dos o más frases cortas y directas. El oído le dirá dónde ubicar con más naturalidad el sujeto, el verbo, el predicado. "
PRODUCCIÓN DE PROGRAMAS DE RADIO, CIESPAL, Quito 1978, pág. 280.

"Un quinto consejo para los panfletarios del mundo y para quienes confundieron aquello de hablar de la vida cotidiana con la monserga de andar repitiendo lo que la gente ya sabe:

Hace pocos años, tuve oportunidad de escuchar por radio un informativo popular dirigido a las barriadas. Llevé la cuenta: el 80% de las noticias transmitidas eran denuncias sobre la acumulación de basura. No pude menos que ponerme en el lugar de esa gente de los barrios populares a la que el programa pretendía llegar y servir. Pensé en esos vecinos que ven basura desde que se levantan hasta que se acuestan, que viven oliendo a basura. ¡Y cuando ponen la radio, ésta les habla otra vez de basura! Lo que sucede en estos casos es que el emisor no tiene claro quién es su destinatario. Esta insistencia en la denuncia tal vez pudiera tener algún sentido si nos estuviéramos dirigiendo acusadoramente a los responsables de los malos servicios públicos, es decir, a las autoridades. Pero, ¿qué valor informativo encierra el repetirle permanentemente a la comunidad que no tiene agua, que no tiene luz, que no tiene pavimentos? ¡Ella ya lo sabe de sobra! Con eso, tal vez no hacemos más que reforzar su sentimiento de desesperanza, de impotencia: "estamos jodidos". Lo que la comunidad necesita es que la ayudemos a comprender con claridad las causas del problema: por qué no hay servicios para ella. Y, sobre todo, que la ayudemos a encontrar altenativas, salidas de solución."
EL COMUNICADOR POPULAR, Ciespal, Quito 1985, pág. 117.

"El sexto consejo, más conceptual, para quienes siguen apostando por una educación bancaria, que difunde conocimientos y no problematiza. Una educación que da todo masticado y ahorra el esfuerzo de pensar por cabeza propia:

La educación de adultos, sea presencial o a través de un medio, será educación en la medida en que se proponga y logre activar las potencialidades de auto y de coaprendizaje que se encuentran presentes en sus destinatarios; que estimule la gestión autónoma de los educandos en su aprender a aprender, en su propio camino hacia el conocimiento: la observación personal, la confrontación y el intercambio, la resolución de problemas, el cotejo de alternativas, la elaboración creativa, el razonamiento crítico. Así concebida, más que una educacióna distancia, sería propio hablar de una autoeducación orientada."
A LA EDUCACIÓN POR LA COMUNICACIÓN, Unesco-Orealc, Chile 1992, pág. 31.

"El siguiente consejo es para los siempre serios, para las que nunca se ríen de sí mismas, los Jorge de Burgos, las severas y los sesudos del gris monasterio:

Estamos demasiado acostumbrados a que los programas de radio educativos sean una cosa árida y aburrida. Como esas medicanas de nuestra infancia que, para que "hicieran efecto" y fueran juzgadas confiables por nuestros padres, debían tener necesariamente "gusto a remedio", un sabor amargo y desagradable. Cuando se nos habla de "radio educativa", la imagen que nos surge espontánamente es la de un solitario profesor instalado ante el micrófono y enseñando, con voz y tono de magister, a un invisible alumno, las tradicionales nociones de la clásica escuela elemental. Y hay que convenir en que, desgraciadamente y salvo honrosas excepciones, la mayor parte de la radio educativa que se ha venido haciendo hasta ahora en América Latina ha contribuido a reforzar esa imagen más que a modificarla. Este libro sustenta una concepción muy diferente. Piensa que un programa de radio educativo no tiene por qué ser aburrido. Más: que no debe serlo."
PRODUCCIÓN DE PROGRAMAS DE RADIO, CIESPAL, Quito, 1978, pág. 18.

"El octavo consejo, breve y urgente, va para aquellos comunicadores y comunicadoras que no comunican nada porque todo lo abstraen, lo conceptualizan, lo vuelven un discurso incoloro, insaboro e inodoro:

Siempre que sea posible, optemos por el relato como forma privilegiada de comunicación popular: en lugar de hacer una exposición del tema, procuremos convertirlo en una historia. Comunicarse es, sobre todo, contar, "echar el cuento". Los contadores de historias han sido y aún siguen siendo los grandes comunicadores naturales del medio popular."
EL COMUNICADOR POPULAR, Ciespal, Quito 1985, pág. 175.

"El noveno, para los improvisados de siempre, las que entran a cabina sin guión y sin ideas, los que se creen dueños y señores del micrófono, las que no investigan nada porque creen saberlo todo, los que confían en el feed-back y no sospechan el feed-forward:

El esquema clásico "emisor-mensaje-receptor" nos acostumbró a poner al emisor al inicio del proceso comunicativo, como el que determina los contenidos del mismo y las ideas que quiere comunicar; en tanto el destinatario está al final, como receptor, recibiendo el mensaje. La experiencia nos enseña, sin embargo, que si se desea comenzar un real proceso de comunicación en una comunidad, el primer paso debiera consistir en poner al destinatario no al final del esquema, sino también al principio: originando los mensajes, inspirándolos, como fuente de pre-alimentación. La función del comunicador en un proceso así concebido ya no es la que tradicionalmente se entiende por "fuente emisora". Ya no consiste en transmitir sus propias ideas. Su principal cometido es el de recoger las experiencias de la comunidad, seleccionarlas, ordenarlas y organizarlas y, así estructuradas, devolverlas a los destinatarios, de tal modo que éstos puedan hacerlas conscientes, analizarlas y reflexionarlas."
EL COMUNICADOR POPULAR, Ciespal, Quito 1985, pág. 101.

"Y un décimo consejo, el de sentido común. Mario no creía en recetas ni en esquemas rígidos. Es suya esta sabia consigna: el mejor formato es el que se rompe. Estudiamos la técnica, conocemos las leyes y las posibilidades que brinda el medio radiofónico. Después, ponemos a un lado todas las normas y damos permiso a la imaginación:

A veces, en los talleres, me inquietan algunos participantes que plantean: "Entonces, ¿esto se puede hacer? ¿Es lícito, es válido, o no lo es?" Parecen estar necesitando y pidiendo reglas, preceptos. Ante esas preguntas, me acude a la memoria la profunda respuesta de San Pablo a los cristianos de Corinto que le pedían reglas morales, normas de conducta: "Todo es lícito", tuvo la audacia de responder el apóstol, rompiéndoles así seguramente todos sus esquemas. Pero enseguida añdió: "Todo es lícito, pero no todo es conveniente, todo es lícito, pero no todo construye". Análogamente, habría que decir que en comunicación popular no existen reglas fijas ni inmutables. Todo se puede hacer. Lo que hay que ver si la opción que tenemos es la más conveniente y adecuada para ese caso concreto, la más pedagógica y eficaz para esa situación determinada. Y eso nos llama permanentemente a la creatividad."
EL COMUNICADOR POPULAR, Ciespal, Quito 1985, pág. 263.

Biografia Mario Kaplun


"Nació en la Argentina, de padres rusos de confesión judía, se exilió a Uruguay en 1952. Convertido al catolicismo, mostró fuertes convicciones dentro de la corriente de la teología para la liberación y se entregó a la educación y la comunicación como expresión de sus creencias de transformación de la realidad latino americana. En 1962 comenzó la producción del programa radiofónico Cristianos sin censura, al que siguieron otros de gran popularidad en distintas naciones de América Latina como El Padre Vicente, diario de un cura de barrio, emitido entre 1969 y 1973, o Jurado número 13, entre 1971 y 1973. Algunos programas fueron traducidos a lenguas indígenas como el quéchua y el aymara. En 1978, durante la dictadura militar uruguaya, se exilió a Venezuela, donde permaneció hasta 1985 y fue coordinador del área de comunicación del área de Centro al Servicio de la Acción Popular (CESAP), con una intensa labor en pro de la comunicación popular y la educación. En 1985 regreso a Uruguay y participó en la creación la que más tarde sería Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de la República. Dictó cursos de postgrado en varias facultades de Comunicación de Brasil, Colombia y Venezuela, así como en el Centro Superior de Capacitación en Radio de CIESPAL/Radio Nederland de Quito.
Frente a los modelos de comunicación unidireccional, Kaplún buscó sentido a la interacción de las audiencias, dotanto al receptor de capacidad de diálogo, crítica y constructiva. Su gran referente continental fue el pedagogo Paulo Freire y de la combinación de las acciones comunicativas y pedagógicas surge la idea de la "educomunicación" y "educomunicador". Autor de: La comunicación de masas en América Latina (1973), Hacia nuevas estrategias de comunicación en la educación de adultos(1983), Comunicación entre grupos: El método del casete-foro (1984), El comunicador popular (1985), Un taller de radiodrama: Su metodología, su proceso (1985), Hacia nuevas estrategias de comunicación en la educación de adultos (1986), La educación para los medios en la formación del comunicador social (1987), Los Mattelart, hoy: entre la continuidad y la ruptura (1988), Comunicación entre grupos (1990), A la educación por la comunicación. La práctica de la comunicación educativa (1992), Repensar la Educación a Distancia desde la Comunicación (1992), Del educando oyente al educando hablante (1993), Continuidades y rupturas en las búsquedas de un comunicador-educador (1995), Los materiales de autoaprendizaje. Marco para su elaboración (1996) y Una pedagogía de la Comunicación (1998)"